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"América Latina 2020" de Chatham House en su Centenario. Dosier: Número Uno. Fernando Gómez Herrero.

Conferencia “América Latina 2020” de Chatham House en su Año de Centenario. Dosier. Número Uno.


De Fernando Gómez Herrero, fgh2173@gmail.com




Asistí a la conferencia “América Latina 2020” [Latin America 2020 en el original en inglés] de la Chatham House (16-17 de Noviembre) londinense https://www.chathamhouse.org/ en el año del centenario cuyos actos presenciales ha interrumpido covid desde Marzo. Hemos pasado todos a espacios digitales y zonas virtuales. Tuvo dicha conferencia, que se dio por circuito cerrado a diversos sectores empresariales y del mundo de los negocios. Y también contó con un buen número de representativos oficiales y sus miembros allegados, así como de prensa selecta con sus buenas conexiones. El patrocinio fue de la Corporación Andina de Fomento (CAF), [“Development Bank of Latin America,” en inglés, y lo andino adopta una unidad latina mayor para así acrecentar una visibilidad internacional que seguirá cuestionada). Fue la conferencia en modalidad exclusivamente digital, ya que estamos con restricciones grandes por todo el territorio inglés con desescaladas desiguales en Gales y Escocia (la “nación de las cuatro naciones” gestiona la covid de manera desacompasada y desigual y ya veremos qué pasa con las Navidades). Fueron dos días intensos de mediados. Hubo unos sesenta ponentes, y mencionaron que unos cuatrocientos asistentes virtuales, pon unos cuantos y quita unos cuantos, una treintena por día de conferencia, desde la una de la tarde hasta la noche, hora londinense, repartidas entre cuatro sesiones de entre dos o tres a cinco ponentes con turno de preguntas y respuestas. Hubo descansos espaciados entre medias con algunas posibilidades para el intercambio de impresiones, siempre por circuito controlado. El Instituto Real de Relaciones Internacionales, el otro nombre de Chatham House, habilitó una buena plataforma virtual de contacto internacional dispar con participantes a buen seguro repartidos por varias geografías (el Reino Unido, Europa, los EEEUU y por supuesto América Latina). Y lo hizo con el foco en América Latina, si bien, con una perspectiva perceptible que obedecía a la fuerza gravitacional estadounidense que recalcaremos a lo largo de esta crónica. Fue la segunda conferencia sobre América Latina, tras la de Canning House, otra entidad londinense, que rendía homenaje a la propuesta de William Hague, Ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno de coalición de David Cameron y Nick Clegg (lavanguardia.com/participacion/lectores-corresponsales/20201121/49553306485/analisis-relaciones-comerciales-reino-unido-america-latina-brexit-covid-agenda-canning.html).



“América Latina 2020” incluía esta agenda: reforma, energía, geopolítica de covid-19, políticas de temática social, impacto de las elecciones estadounidenses, y una sección titulada “repensar la democracia.” Llamar a la reforma es tic normal que quiere decir que la cosa normal no va bien. No se incluyen ni alboroto ni revuelta y mucho menos revolución. Covid importa en la región en sí y ya veremos cómo, dónde y cuándo y cuánto más allá de un impulso humanitario (la misma BBC ha dejado ya de dar cobertura internacional de los positivos y los muertos). La dimensión social no es, claro, socialista. Tiene que ver con los percances y daños que covid ya causa con el cese de actividad económica y un desempleo brutal. La transición de Trump a Biden se cernía, claro, sobre todas las sesiones y había sensación de alivio no disimulado. Y “repensar democracia” significa que hay problemas, se interrogue el concepto más o menos o nada, y se suele meterlo entre el autoritarismo y el populismo como enemigos circundantes ahora paseándose tan tranquilos por todos los puntos cardinales, tanto Norte como Sur, Este como Oeste. Eché de menos unas perspectivas comparadas desde una perspectiva latinoamericana que se encarasen con el internacionalismo “liberal” de gusto angloparlante oficialista repartido por la parcela chathamiana y el grueso del pelotón del The Council of Foreign Relations neoyorkino.



La directora de la sección “US and the Americas,” la estadounidense Leslie Vinjamuri, sí. También el responsable reciente de la sección latinoamericana, el también estadounidense Christopher Sabatini, reubicado recientemente. Estos son los gerentes de “América Latina 2020” y ésta fue una magnífica oportunidad, “al gusto inglés,” entre otras ofertas digamos “culturales” auspiciadas por la pléyade de entidades más grandes, por ejemplo, Iberoamérica, la Organización de Estados Americanos (OEA), y el Inter-American Bank (IDB) entre otras muchas.




Es siempre saludable ver pasearse esa dimensión mastodóntica, América Latina, por las islas británicas y verla puesta en el centro del candelero entre las muchas velas. Y lo es, claro, aun cuando las noticias sean terribles por la ferocidad de la covid y las nefastas perspectivas económicas para la próxima década. Mejor saber las malas noticias que no saberlas. No hay que hacer como el avestruz que esconde la cabeza debajo de la cal y de la arena. Vamos todos a pasar con entereza los malos tragos, que serán muchos y no sólo en la parte latina de América que llega hasta el Canadá. https://www.lavanguardia.com/participacion/lectores-corresponsales/20201114/49423802701/analisis-voto-comunidad-latinos-elecciones-eeuu-joe-biden-democratas-donald-trump-republicanos-minorias.html


Mejor ver estas humanidades latinas desacostumbradas que no verlas ya que no hay muchas oportunidades para hacerlo de manera cotidiana a través de los medios de comunicación convencionales de hegemonía anglosajona y estadounidense de miras bien restringidas. Y podemos incluir, ¡ay!, las universidades con sus programas ordinarios de las ciencias sociales y de las malhadadas humanidades. “América Latina 2020” dentro del programa llamado “US and the Americas” de Chatham House fue una cierta excepción. Vino bien oír algo a América Latina siquiera por los filtros “ánglicos” como los llamara con adjetivo inusual Camilo Barcia Trelles en su día, aun dentro de la norma que no la suele mostrar, y si la muestra, no se la oye bien, y si se la oye, lo hace con cortesía inglesa, para reforzar un mensaje de lastre y de catástrofe, de fragilidad institucional e informalidad, también, sobre todo, para hacer bulto entre las naciones del mundo, según los dictados de los intereses más poderosos entre los que América Latina, no nos engañemos, no está. Que sigan, claro, iniciativas como las de “América Latina 2020.” Y que vivan muchos años.




Cuando América Latina aparece, no lo hace sola. Lo hace siempre acompañada, cómo no, de los EEUU dominantes, y ahora ya de una China que ya le toca la aldaba de todas las puertas y los badajos de todas las campanas, por delante y por detrás, a los EEUU. ¿No era América Latina parte de un hemisferio estadounidense según la Doctrina de Monroe? Hemos salido medio a medias de esto y no cabe duda que América Latina ocupa una posición entre medias, incómoda, entre ambas superpotencias. Europa, igual, si bien a un nivel superior de riqueza comparativa. Los EEUU siguen siendo plataforma de observación dominante, aun si están desorientados y disciplicentes con Trump, o con Biden. Y Chatham House lo confirma y con ella la mayoría de los institutos de altos o bajos vuelos dedicados a los intereses gubernamentales y empresariales (es decir, los think tanks) con sus conexiones universitarias ocasionales. Estos centros son “excéntricos,” es decir, miran afuera, desde la plataforma inmediata, londinense y británica en este caso, y no se suelen mirar a sí mismos. Cuantas mejores conexiones con el gobierno de turno, mejor. Y los márgenes de acción y de pensamiento siempre suelen ser a plazos cortos, digamos que cómo máximo unos cinco o diez años vista. Atrás quedó la ambición de las civilizaciones comparadas al estilo de un Arnold Toynbee que estuvo vinculado a Chatham House por décadas (https://www.chathamhouse.org/about-us/our-history). Esto ya no se hace ni en las universidades. “América Latina 2020” se inserta como empeño ambicioso de un elemento subordinado dentro del entramado de “US and the Americas.” Hay que explicar esta nomenclatura, un tanto torpe, porque la lengua inglesa fuerza la apropiación nacionalista por parte del más fuerte del signo otrora continental “América,” sin tilde, y la otredad “latina” se externaliza y se pluraliza dentro de “un” continente americano en español y “dos” en inglés con la partición panameña entre Norte y Sur.


América Latina se inserta por lo tanto en el marco de los estudios de área llamados “Estados Unidos y las Américas” y son dos los gestores oficiales de importancia desigual, Leslie Vinjamuri y Christopher Sabatini, ambos estadounidenses formados en los EEUU, y ellos tendrán, como es natural, sus querencias profesional y de otros tipos. ¿Es la América Latina el centro de esta diana? La antigua metrópolis londinense pasa a a ser también gestora, o sucursalía, de los mejores intereses generales del último “imperio” de la Anglozona también, cómo no, con sus propios sobresaltos y vaivenes ocasionados por covid. Presunción de inocencia de la lengua española inexistente en la primera y algo más habrá de valor y de peso en el segundo, supuesto gestor de lo latino de América. Muchas otras cosas acompañan, claro, esta fortísima diglosia de dimensiones lingüísticas desiguales que es enteramente natural en un mundo inglés. “América Latina 2020,” que se quiere anual, se inserta en la cobertura “global” de las otras zonas del mundo de interés desigual de Chatham House. El Instituto Real está ahora mismo con relaciones, digamos delicadas, con el gobierno brexitiano de Boris Johnson. No hubo presencia constatable gubernamental británica en la conferencia internacional que nos incumbe.




Palabras iniciales, correctas y de buenas intenciones de Andrés Rozental, de amplia trayectoria diplomática representante de México, fundador del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (COMEXI) (consejomexicano.org) y de Víctor Rico, portavoz del organismo patrocinador, la Corporación Andina de Fomento (CAF). Financiación británica, gubernamental o de otros tipos: no consta. Andrés Rozental dijo con corrección y con pulcritud que dicha iniciativa latinoamericana surgía de un sentimiento de frustración, palabra fuerte en contextos angloparlantes comedidos, por la escasa visibilidad de América Latina en el contexto inglés. Sus correos electrónicos me confirmaron el sentimiento.




Leslie Vinjamuri habló de apostar por la ciencia y los hechos, el conocimiento, la información y la verdad. Incluso dejó caer la palabra “epistemología.” Y vinculó la ristra mágica a la elección de Biden. Prodigó los agradecimientos a los participantes y lo honrada que se sentía por formar parte de dicha conferencia. Este comentario a favor de la verdad de la ciencia me sonó a mí a una especie de “despotismo ilustrado” trasnochado, como si quisiéramos, a estas alturas de calendario histórico, resucitar la conjunción unívoca de verdad, poder y felicidad que se van, claro, con toda naturalidad a la constitución estadounidense del siglo de la ilustración que nos ilumina a todos. Me sonó más bien a deseo neoliberal que quiere resucitar a los equivalentes “ánglicos” de Gaspar Melchor de Jovellanos pero siempre sus interpretadores situados en las universidades más influyentes de la costa este de los EUU (y anuncio que entrevisté a un destacado miembro de esta escuela de pensamiento de liberalismo internacionalista en breve). ¿Se levantará de la tumba un nuevo siglo ilustrado tras los hallazgos post-estructuralistas de un Michel Foucault y las fechorías de Trump? La palabra “neoliberal,” que sabe a acusación, no se usa en estos contextos chathamianos, en su “América Latina 2020,” tampoco. ¿Habrá insurrección de saberes subalternos? En Canning House, no. Y en Chatham House, tampoco.


Se vislumbran unas mejores oportunidades con la elección de Joe Biden. Y México se yergue como el país gozne con un mundo internacional y allí será el próximo congreso, siempre que lo quiera la pandemia. Los números de positivos y de muertos de covid son muy altos y se menciona una rista de “situaciones:” conflictos en Perú. Se menciona escuetamente Bolivia. Se pone en la diana a Venezuela. Los presidentes de México y de Brasil son declarados populistas. Y uno parece que tiene que arrugar la nariz. No ha habido crecimiento económico en la región. Y el azote de covid es fuerte, cruel. Números altos de positivos y muertes. Brasil, México, Argentina, Perú y Colombia y Chile entre los veinte países con más muertes en el mundo. Cantidad bruta de positivos en el mundo, 56 millones de personas. Cantidad bruta de muertes en el mundo: 1.344.000 (con fecha de 20 de Noviembre, https://covid19.who.int/). World Health Organization (WHO) habla de “las Américas:” como la zona número dos entre las más afectadas del mundo. La India está por detrás. La número uno, nada envidiable, los Estados Unidos. Podemos ya hablar de la saña americana de covid. La pandemia se “americaniza” de Norte a Sur y se salta bien todas las fronteras.




Con menos del 10% de la población mundial, América Latina tiene más de la cuarta parte de los casos positivos y una tercera parte de las muertes en todo el mundo. Estamos hablando de una contracción del GDP entre el 11-8% para América Latina (Ronzental). El International Monetary Fund (IMF) habla de una proyección de caída por debajo del 10% del GDP, pero cerca de los dos dígitos. Lo que más que dramático, catastrófico. La deuda externa real va a ser muy dolorosa. ¿Cómo responder a ella? Se habló de una crisis extraordinariamente seria. “América Latina 2020” no mencionó la palabra recesión de manera formal, como si mencionarla la atizase, pero le estamos viendo las orejas al lobo feroz.




El panel sobre las reformas posibles para América Latina en el contexto de la economía global fue uno de los sobresalientes. Lo moderó Victor Bulmer-Thomas, académico de historia económica latinoamericana y caribeña de amplia experiencia institucional londinense (https://www.chathamhouse.org/about-us/our-people/victor-bulmer-thomas). Alicia Bárcena (https://www.un.org/sg/es/content/profiles/alicia-b%C3%A1rcena-ibarra-0), la secretaria de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribé (LAC es una nueva sigla para esta zona o región del mundo) recalcó con rapidez una serie de cifras ciertamente preocupantes. Habló de unos 47 millones de desempleados, de alteración de las cadenas de abastecimientos y de suministros, de desorden de la ley de la oferta y de la demanda. La recuperación va a ser lenta y larga. Pintó Bárcena tres posibles escenarios: uno con una proyección de crecimiento de un 3%, se vuelve a como se estaba antes de covid en el 2023, otro con un crecimiento de un 1.5%, y entonces es el 2025. Y un tercero con un crecimiento pobre del 0.4%, que es lo que ha habido, y esto nos lleva a una recuperación de lo ya perdido nada más y nada menos que para el 2033. Contemplamos por lo tanto un pronóstico de una década perdida del crecimiento económico pobre que se había dado antes de covid. Covid abre brechas, agudiza, empeora, acelera unas desigualdades dentro de América Latina, y fuera en su relación con el resto del mundo más rico y desarrollado.




Las propuestas de Bárcena: dar prioridad a aliviar la pobreza en la región. Si 231 millones son pobres. Va a haber un incremento de 47 millones de personas. La pobreza extrema va a saltar por los aires con 83.4 millones (https://www.cepal.org/en/pressreleases/fao-and-eclac-millions-people-may-slide-extreme-poverty-and-hunger-2020-latin-america#:~:text=As%20a%20result%20of%20the%20crisis%20prompted%20by,Organization%20of%20the%20United%20Nations%20%28FAO%29%20indicated%20today.). Otras propuestas: extender medidas de emergencia con respecto a medidas ERTE y ERE para las fuentes salariales en los próximos seis meses e intentar llegar a 120 dólares al mes como mínimo; creación de apoyos a iniciativas de pequeña y mediana empresa; paquete digital básico, ya que hay unos 40 millones de hogares desconectados a internet; financiación garantizada (“concessional funding” en el original), sobre todo en la zona caribeña que se adentra a la temporada de huracanes; mayor provisión de servicios sociales y reconocimiento de la necesidad de un nuevo pacto social que no fragmente las diversas regiones que forman parte de la enormidad de América Latina. Hay que ir al mercado y no queda otra que encontrar más posibilidades de financiamiento. Hay que reducir la cuota de evasión de impuestos que es de un 6% del GDP. Hay que incrementar los impuestos.


Eswar Prasad de Cornel University, que se declaró no-latinoamericanista, nos dijo que la economía china será la única que cuente con crecimiento positivo y que ya está apretando a tope todos los cilindros. ¿Despegará con covid mientras EEUU se queda rezagado?




Mauricio Cárdenas, exministro colombiano de Economía, vinculado a Columbia University en Nueva York: la situación no puede ser más seria y apremiante. De no haber un apoyo externo, no se sabe bien cómo se va encarar todo lo que se avecina, mucho de lo cual va a ser muy serio. Así como el virus ha tenido subidas y bajadas, América Latina no se ha bajado de una alta planicie desde que se confinó. Ha tenido el confinamiento más largo del mundo y no ha dado los resultados esperados: los números de positivos y de muertes son muy elevados (Se nombró a Uruguay como una excepción).


Cárdenas se refirió a la investigación de Pienknagura, Roldós y Werner (https://blog-dialogoafondo.imf.org/?p=14436). Covid trae nublados persistentes. El virus es un efecto desordenador, agitador, perturbador, acelerador de tendencias que ya estaban ahí. Distintos ponentes repitieron el lenguaje de “informalidad” en el plano económico y laboral. Hay escasas posibilidades de tele-trabajo y muchas personas no se pueden permitir no ir a trabajar. Hay carencias serias en las posibilidades ofrecidas por las entidades gubernamentales.



Ricardo Hausmann, profesor de la práctica de la economía política internacional en la Harvard Kennedy School: va a ser la recesión más grande de la historia de muchos países latinoamericanos. Y confirmó que venía ya un huracán de categoría cinco a la zona centroamericana. “No lo estamos haciendo bien desde un punto de vista epidemiológico: hemos hecho el confinamiento más largo del mundo y lideramos claramente al mundo en positivos y muertes por covid.” Este confinamiento severo va a tener un fuerte impacto en la recesión económica que ya está tocando a la puerta. ¿Cómo hacer efectivo dichas medidas restrictivas de confinamiento y de movilidad? ¿Cómo hacer que funcione el distanciamiento social? ¿Cómo hacerlo sostenible y vivible? No es sólo cuestión de informalidad laboral, puntualizó, porque la gente ha obedecido en general y se ha quedado en sus casas. Esto no ha funcionado y hay que entender bien el porqué. Hay que tener una estrategia de vacunas, cuando las haya, y entender el impacto de éstas en la macro-economía. 2021 será el año de la gestión del desastre (“disaster management” en el original). Y 2022 va a tener que ser el de los estímulos fiscales. Las compañías habrán perdido un importante patrimonio neto (“equity,” en el original). Habrá enormes carencias de todo tipo.



Andrés Velasco, decano de la London School of Economics, antiguo ministro de economía de Chile, remachó con soltura los clavos que quedaban sueltos en la caja de maderas rotas en la que se mete a América Latina con covid y su crisis económica. Los datos no alegran a nadie: de los veinte países con más muertes, nueve están en América Latina. De los veinte países con más muertes per cápita, seis están en América Latina. ¿Lastre de todas las buenas nuevas sanitarias con las vacunas a la vuelta de la esquina y de todas las bonanzas capitalistas que parecen emigrar a tierras asiáticas? “América Latina 2020” no desarrolló la colaboración sanitaria de cariz internacional a propósito de covid, que tiene que existir.


La Catrina (la Santa Muerte) descorre el velo de un panorama asolador. No se trata sólo de que haya hogares multi-generacionales o de que los gobiernos sean poco efectivos. Es el peor de los mundos posibles: los confinamientos más duraderos del mundo, los altiplanos de casos positivos y de muertes más sostenidos, sin altos ni bajos, como es el caso de Europa, que no puede presumir de grandes cosas (fue la primera zona del mundo que sufrió el zarpazo de covid y todavía sigue en ello en una posición nada envidiable). Esto tendrá un costo tremendo en la cantidad de trabajos disponibles y de vidas y de muertes más allá de las directas por covid. Los bancos centrales van a tener que atreverse a hacer mucho más y muchas más cosas para salir de lo que aparece como un enorme y pernicioso agujero negro.


La recuperación no va a tener forma de “u” ni de “v.” Esto va a parecerse más a una línea baja de baba de tortuga que se desplaza imperceptible y cansina a una mejoría en un futuro de una década que la devuelva al punto de salida, que no era nada envidiable. Esto va a llevar mucho tiempo y que todos nosotros la veamos saludables. Y esta recuperación lenta se va a unir al control lento de la pandemia, cuando se dé. La crisis pasa de ser considerada cíclica a serlo de calado profundo y estructural. Andrés Velasco dice que va a haber que re-estructurar y relanzar sectores enteros de la economía. Se va a necesitar más dinero para los servicios públicos.




Tres áreas de interés: mercado laboral, muy pobre, va a necesitar una buena sacudida y va a ser un período doloroso, sigue diciendo Andrés Velasco con tonos directos. Defiende que es la hora de la verdad de la reforma laboral y que esto no es cuestión de derechas ni de izquierdas. Habrá que subir los impuestos porque la deuda se va a incrementar de una manera descomunal. ¿Cómo estabilizarla? El factor político es preocupante porque se ha deteriorado la calidad de la política en la región, tanto de debate político, como la visión a corto plazo (reina “el corto-plazismo”), el descrédito por parte ciudadana. No es raro que los políticos vayan a intentar gustar a todos: populismo. Su conclusión: Los latinoamericanos van a vivir sus vidas con mayores dificultades y pesadumbres en los años venideros.


La banalidad de la afirmación, que se escuchó, de la gran heterogeneidad de la región monumental no parece aliviar en lo sustancial un comportamiento reprobable con respecto a covid, que tuvo lugar estelar en “América Latina 2020.” Uruguay lo ha hecho bien. Costa Rica, también. Son países pequeños, más ordenados, más ricos que otros en la zona y están mejor habilitados para encarar mejor este tipo de desórdenes mayúsculos. Covid tuvo cual diva caprichosa primicia de actualidad innegable y atención central en la conferencia. Se hizo difícil ver otras cosas. Relegó unas posibles lecturas distintas de la política internacional de turbulencia creciente entre EEUU y China. Y son muy necesarias. América Latina, al igual que Europa, ocupa una posición de región mercantil entre medias de las dos hegemónicas, si bien lo hace en un piso inferior, de países (medios) “de ingresos medios” con su eufemismo más reciente que se dejó escuchar en “América Latina 2020.” ¿Cómo pueden hablar los representantes oficiales de esta región alto y fuerte con este panorama asolador?




¿Vendrá China al rescate? Pues parece que menos de lo que lo ha hecho la década pasada. “Tenemos que hacer los deberes” fue una frase ocurrente, como si tuviéramos que sacar buenas notas en el colegio internacional. ¿Hay un factor único que retarde el crecimiento económico? “No lo sé. Y depende,” fue la respuesta escueta de Andrés Velasco. Va a haber reajustes de los números generales de oferta de suministros. Y ya veremos cómo va esto. Viene, augura nuestro decano de la London School of Economics cual Casandra, una aguda crisis política en la región de la mano de covid y de esta crisis económica sin precedentes. Las medidas políticas tendrán que ser las apropiadas y razonables, las viables y factibles. No se puede mirar para otro lado: panorama lacerante de una inquietud inmensa.


¿El impacto del Brexit entre las relaciones comerciales del Reino Unido y América Latina? Mi pregunta tuvo la respuesta de que el Reino Unido no es un actor de gran significación en la región y que su presencia parece ir a menos. Claro, esto se adorna con los mejores deseos de que no sea así. El Brexit se pinta con el rojo carmín de “oportunidad.” Y dice el dicho oriundo de Carolina del Norte en los EEUU, que votó, me temo, a Trump, que “por mucho que le pintemos al cerdo los morros con el rojo carmín, pues se queda cerdo.” El Brexit sigue ahí, tal cual. Chatham House es anti-brexitiana y carga con sus penas. Y no hubo nadie participante en “América Latina 2020” que lanzase unos vivas a tal desvinculación europea del Reino Unido que no tiene necesariamente por qué redundar en una mayor cercanía a otras geografías mundiales.




Santiago Levy, del Brookings Institute (https://www.brookings.edu/experts/santiago-levy/) enfatizó la informalidad de la economía y el confinamiento largo e ineficaz. Los gobiernos no parecen tener los instrumentos necesarios para una respuesta eficiente. Y la calidad de la respuesta del “sistema” hasta la fecha posible es pobre o débil. Este sistema está, lo dijo claramente, roto y no tiene capacidad de respuesta firme y convincente que responda a las necesidades de la población general. El sector tildado de “informal” es de un 62% y este grueso está en el “Tercer Mundo,” otra nomenclatura más dura y descarnada dentro de la concepción del capitalismo desarrollista. El 53% de los empleos en América Latina es informal. Una de las respuestas va a tener que ser que haya paquete de programas de estímulo por parte de los bancos internacionales. Se culpó a los sindicatos de no seguir o de no (querer) entender las transformaciones laborales ya existentes. Covid se yergue como un fuerte agente perturbador dentro de un síndrome económico de implicaciones políticas ya caracterizado sin tapujos como estructural, patológico. La mirada es macro-económica y comparativa con otras regiones más poderosas.




Richard Lapper, becario asociado a Chatham House, con experiencia latinoamericana en el periódico Financial Times, hizo recuento el segundo día. Nos dio la pastilla roja de la verdad amarga. El “cliché,” como dijo, es que vienen unos años extremadamente duros para América Latina. Y que esto no va por ciclos de subida o de bajada, sino que es ya estructural; que va a haber que reajustar sectores enteros de la economía y que hay dudas al respecto porque hay, también, para más inri, un brazo político deficitario. China puede hacer que su presencia sea menor. Ya es la presencia externa más importante para América Latina (con la excepción de México y América Central que están en la zona económica llamada antes Nafta y ahora, sin poesía, “USMCA” (por las siglas en inglés de Estados Unidos [U.S.], México y Canadá). A poco que mires, eso enorme de “América Latina” se fragmenta en otras subregiones económicas, las que tiran para al Norte y las que lo hacen para el Sur, como Mercosur, con las zonas andinas internas pobres y las centroamericanas y los archipiélagos caribeños difícilmente constatables y “voladores.” Lapper: vamos de mal en peor. Y ¿quién llama a la banda de mariachis para que nos anime la fiest? Va a haber que combatir la informalidad, que es la mitad del volumen de la economía ¿Cómo hacerlo? ¿Qué tipo de discursos podemos usar para animar a esta tarea descomunal? ¿De dónde sacamos la inspiración y la fuerza para la proyección de un mundo mejor? Escenario muy sombrío, el estado de ánimo, mesurado y directo, unas perspectivas ciertamente lúgubres: el talante general, digamos empresarial, de “América Latina 2020.” Hubo más seny parco y sobrio, y no encubierto, que rauxa despeinada lanzando gritos a los cuatro vientos pandémicos.




Veo a Chris Sabatini consciente, listo y espabilado, figura como encargado de la iniciativa latinoamericana dentro del programa de “los Estados Unidos y las Américas” de Chatham House. Invitó a todos a tomar unos tacos al pastor y unos tequilas a la próxima conferencia en México. Hizo tres apreciaciones importantes: una, que sería buena la creación de un bloque compacto occidental multilateral que pueda implementar estas reformas de enorme dificultad. En estos contextos el lenguaje es siempre el de “reforma,” en el mundo tecnológico se habla con toda tranquilidad de “agresividad” y de “revolución.” Uso “neoliberal:” prohibido. Meterse en muchas veredas de tipo político, coto vedado. Y si se habla de política internacional en general, se deja caer de cuando en cuando eso de “liberal.” Segunda idea, si la “condicionalidad” [del préstamo] está “mal vista,” hay que pensarla, de manera comparada, a cómo lo hace China, cuyo plan de construcción masiva llamado “Belt and Road Initiative (BRI)” en inglés es “siete veces mayor que el Plan Marshall [de reconstrucción europea tras la destrucción de la Segunda Guerra Mundial].” ¿Se va a quedar atrás el Occidente “liberal”?: éste fue el supuesto de interrogación que sonó a provocación. La interrogación retórica clamaba por un “no.” ¿Y quién va a dar el “sí” a su financiación?


Y tercera idea, como si tirase el sombrero imaginario encima del tablero al mejor postor, mientras mentaba a Robin Niblett: ¿qué sería una utopía viable que se atreva con una “reforma” de mercados laborales y fiscales, una digitalización masiva y una respuesta convincente al cambio climático? Triple mensaje metido en la botella lanzada a las olas invisibles de la red virtual mundial para quién lo quiera hacer suyo. Representantes oficiales de los gobiernos británicos y estadounidenses no hubo en el programa de “América Latina 2020.” Europeos, tampoco. Estoy hablando de los ponentes. ¿Quién sabe quién constaba entre las brumas virtuales? La macrounidad interpelada, la occidental, con su cola latina, siempre tenemos que imaginarla con la brújula encima, la que marca de manera oficial el Norte de la Anglozona transatlántica con centro en Washington y su sucursalía en Londres. ¿Moverá China la aguja imantada sobre el eje de la caja que señala el norte magnético?


Conferencia “América Latina 2020” de Chatham House en su Año de Centenario. Dosier. Número Uno. Fernando Gómez Herrero,fgh2173@gmail.com; fernandogherrero.com


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